miércoles, 27 de julio de 2011

Buñuelitos, Bocaditos de cielo

COMO GANARSE EL CIELO, POR EL PALADAR.

sábado, 23 de julio de 2011

miércoles, 6 de julio de 2011

40 años sin Luis Armstrong


Louis Armstrong sigue tocando

Hoy se cumplen 40 años de la muerte del músico de jazz más conocido e influyente en los más de cien años de historia de esta música. «Satchmo» o «Pops», como le llamaban sus amigos, se mantuvo fiel durante toda su vida al jazz originado en las calles de Nueva Orleans y jamás olvidó sus raíces, incluso cuando estaba en la cima de la fama mundial.

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Arkaitz KORTABITARTE GARCÍA | DONOSTIA

Louis Daniel Armstrong nació el 4 de agosto de 1901 en Nueva Orleans, la ciudad donde también vio la luz el jazz. Su padre abandonó a su familia a los pocos años y fue criado en parte por su abuela Josephine, que había nacido esclava y fue liberada después de la Guerra Civil. La otra parte de su educación infantil la obtuvo vagabundeando por las calles y trabajando de chatarrero. Siendo aún muy niño pudo ser consciente del terrible odio racial que bañaba Estados Unidos en las primeras décadas del siglo XX. Por primera vez notó que era tratado diferente y como él mismo contaba, finalmente acabó «comprendiendo que era por el color de su piel». Sin embargo una familia de inmigrantes rusos judíos, los Karnofsky, no tuvo ningún reparo en aceptar al niño como a uno más de la familia y darle un trabajo honrado. Louis siempre contó que esta familia fue la que hizo posible que se dedicara a la música y no a ser un muchacho problemático más de las calles de Nueva Orleans. Cuando la música le llamó y no tenía un centavo para comprar su primera trompeta, el señor Karnofsky se la compró. Eternamente agradecido y a pesar de ser baptista, Louis Armstrong llevó el resto de su vida una estrella de David colgando de su cuello en honor a su mecenas. Hoy día existe en Nueva Orleans una organización sin ánimo de lucro llamada «The Karnofsky Project» que se encarga de proporcionar instrumentos musicales a niños sin posibilidades económicas.

En 1912 tuvo la desafortunada idea de disparar una pistola al aire celebrando el nuevo año, lo que acabó llevándole a un correccional para menores. Sin embargo el talentoso Armstrong supo sacar provecho incluso de una situación tan dramática como ésta ingresando en la banda del reformatorio para recibir lecciones de trompeta del director de la misma, Peter Davis. Al poco tiempo y pese a su corta edad Davis acabó por nombrarle líder de la banda.

Al salir del correccional aprendió de algunos grandes músicos del momento como King Oliver, a quien acabó sustituyendo en la Kid Ory Band. A partir de este momento y gracias a su espectacular manera de tocar, no le faltaría el trabajo como músico y en 1922 se trasladó a Chicago en busca de fama y dinero. A los pocos meses de llegar ya estaba grabando discos para sellos como Brunswick, Okeh y Columbia y su potente trompeta empezó a llamar la atención por todo el país, lo que hizo que acabara siendo reclamado en la otra ciudad donde el jazz estaba abriéndose camino a pasos agigantados; Nueva York.

Desde mediados de los años 20 y hasta finales de los 60, Louis Armstrong grabó una increíble cantidad de discos entre los que se encuentran tremendos éxitos comerciales y colaboraciones con algunos de los más grandes de la música negra. También creó su propios conjuntos, bautizados con los nombres de The Hot Five, The Hot Seven y Louis Armstrong and his Stompers, mientras empezaba a ser conocido como «el mejor trompetista del jazz», apodo que aparecía con frecuencia en los carteles de sus actuaciones. Su voz cobró una importancia vital en su música y apoyándose en su gran fuerza grabó canciones tan importantes como «Heebie Jeebies», una de las primeras en usar la improvisación vocal conocida como «scat», o ya en los 60, «Hello Dolly», que fue número 1 en medio mundo desbancando a los todopoderosos Beatles. No nos podemos olvidar tampoco de las casi 50 películas en las que apareció ni de los más de 300 conciertos al año que ofreció durante toda su vida. Solo paró de trabajar cuando sufrió un ataque al corazón en 1959 y cuando el dolor crónico que padecía en la hendidura de sus labios se volvía insportable. Esa hendidura era fruto de una mala postura de los labios al soplar por su trompeta durante años.

Louis Armstrong murió el 6 de julio de 1971. Cuatro años antes había grabado «What a Wonderful World», pensada para su maravillosa voz y escrita con la intención de ser una llamada de atención para un país en decadencia. A su funeral asistieron más de 30.000 personas.

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