domingo, 13 de marzo de 2011

Una captura masiva desploma el precio de la anchoa La flota descargó 113.000 kilos de anchoa que no logró superar los 3 euros en lonja

Un total de 113.000 kilos de anchoa fueron descargados ayer en Getaria, Hondarribia y Ondarroa. De una calidad «excelente», se vendió sin embargo a unos precios «pésimos» para los arrantzales, entre 1,5 y 3 euros el kilo. La flota de Getaria desembarcó 50.000 kilos, la de Hondarribia 35.000, y Ondarroa llegó a los 27.000 kilos. Los ejemplares tenían una talla excelente, sobre los 32 granos o piezas en el kilo, pero la bajísima cotización en lonja, algo impensable en pasadas campañas, provocó la alarma entre los arrantzales. Para estos, el único aspecto positivo es la constatación de la recuperación de la especie y que la anchoa recogida en las redes es de «excelente» calidad. La rentabilidad de las faenas es otro cantar. Los arrantzales califican de «batacazo» la cotización en las lonjas. «La anchoa en la primera venta se ha pagado por debajo de los 3 euros, un auténtico desastre. Oscilaban entre los 2,10 y los 2,6 euros», informaba Leandro Azkue, de la Federación de Cofradías de Gipuzkoa. «En la lonja de Getaria se llegó a parar la subasta para tratar de elevar los precios, y en la reanudación se ha recuperado con subidas de unos céntimos. La gente está desmoralizada y con ganas de dejarlo si esto sigue así». Y con este panorama, Azkue deja caer una amenaza: «al final el consumidor comerá anchoa del Mediterráneo o Marruecos, o la merluza de Argentina, porque con ese precio no merece la pena salir a faenar».
En el caso de que la situación de precios se prolongue, desde la Federación barajan convocar una serie de reuniones con los conserveros del Cantábrico para conocer los motivos por los cuales estos últimos no acudieron ayer a comprar anchoa. «Los barcos venían con 1.000 a 2.000 kilos para no agotar la cuota. A esos precios no hay futuro», afirmó Azkue.
Conserveros
Por parte del sector conservero, Segundo Llorente, uno de los mayores compradores de anchoa del Cantábrico para las plantas de conserva, explicó que la causa de su ausencia en las subastas está en que los viernes son un mal día para las ventas en puertas del fin de semana, y por la propia crisis que atraviesa el sector conservero. «Las conserveras atraviesan también una mala situación, con los sueldos congelados, midiendo mucho sus compras, reduciendo plantillas al mínimo... pero lo que ha ocurrido es que nadie se pensaba que podría aparecer esta anchoa por estas fechas. El conservero no va a pagar los precios de hace 6 y 7 años, con lo que se plantea una difícil tesitura».
La aparición de anchoa la víspera, unos 1.600 kilos que se consiguieron vender a 11 euros, hizo que el conjunto de la flota diera con la anchoa a cinco horas de la costa, lo que provocó que todos los barcos concentraran sus ventas en un día, -viernes-, precisamente en el que la demanda es menor. «Nadie esperaba que la anchoa apareciera tan pronto -explica Llorente-. El viernes es el peor día para desprenderte del producto porque el sábado las ventas al consumidor son bajísimas. Un viernes un mayorista compra 40 cajas de pescado, cuando un día normal adquieren 100. El comercializador tiene miedo a quedarse con lo que no ha podido vender el viernes», dice el mayorista. Josue Basterretxea, otro comprador, señalaba por su parte que «hemos comprado anchoa entre 2,5 y 4,7 euros. El consumo en fresco ha tirado de las ventas esta vez y de forma muy escasa ha ido a la conserva».
Otra de las particularidades de esta campaña va a ser la realización de grandes travesías en la mar, con un alto consumo de gasoil. «Los costes suben, especialmente el de combustible, y los precios son la base que marcará la rentabildidad final de la campaña», explica Azkue.
La veda durante cinco años, unida al desastre del Prestige, llevó al sector conservero a adquirir anchoa del Mediterráneo y Adriático. Por ello, el reto de esta campaña es conseguir que estas empresas vuelvan a la especie del Cantábrico
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